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Descubre cómo la tecnología transforma la gestión del agua en comunidades y condominios, optimizando procesos, garantizando transparencia y cumpliendo normativas.

La gestión hídrica en comunidades no siempre se basa en un suministro continuo proporcionado por redes públicas con cobro según el consumo real. En múltiples escenarios, especialmente en zonas alejadas de las urbes o con condiciones particulares, la alternativa de comprar una cantidad fija de agua periódicamente resulta más eficiente y práctica. Esta modalidad, en la que la comunidad adquiere un volumen determinado (por ejemplo, 10.000 m³ mensuales) en vez de depender de una medición continua, brinda cierto control sobre los costos y minimiza las incertidumbres logísticas. Sin embargo, es importante destacar que esta solución también implica una mayor responsabilidad local, ya que la comunidad o el condominio debe asegurar el almacenamiento seguro del recurso, su adecuada distribución interna y el cumplimiento de las normativas legales que regulan la calidad, la contabilidad y la equidad en el uso del agua. A continuación se presentan las prinicipales razones que surgen para la compra fija de agua:

  • Control financiero y presupuestario: Al pactar un volumen específico, las comunidades pueden anticipar sus costos, evitando fluctuaciones mensuales inesperadas. Esto facilita la planificación de los gastos relacionados con el agua, un factor crucial en entornos con recursos limitados o donde la previsibilidad de gastos es prioritaria.

  • Condiciones geográficas y logísticas: En lugares con difícil acceso, donde las redes de distribución convencionales son limitadas o inexistentes, la entrega de agua en una cantidad fija mediante camiones aljibe o fuentes puntuales de abastecimiento permite asegurar el recurso pese a las dificultades del entorno.

  • Acuerdos especiales con empresas sanitarias: La relación contractual entre la comunidad y la entidad proveedora puede establecer la entrega a volumen fijo, ya sea por disposición legal, conveniencia mutua, reducción de riesgos operativos o simplificación de las obligaciones asociadas a la medición continua.

¿Cómo se adquiere el agua?

La adquisición de una cantidad fija de agua no es un proceso improvisado, sino el resultado de acuerdos formales con empresas sanitarias o proveedores autorizados. Estos convenios se diseñan para satisfacer las necesidades de la comunidad, asegurando que el volumen solicitado llegue de forma periódica y con la calidad necesaria. El contrato debe reflejar las características del abastecimiento, incluyendo los métodos de entrega y los puntos de recepción.

Aspectos clave de la adquisición:

  • Contrato de suministro por volumen: El documento contractual establece el caudal mensual a recibir, las fechas o frecuencias de entrega y las condiciones generales del servicio. Por ejemplo, el acuerdo puede estipular que cada inicio de mes se entregarán 10.000 m³ a un estanque principal, garantizando la continuidad del abastecimiento y evitando la dependencia de la medición diaria.

  • Punto de entrega centralizado: La comunidad suele contar con un estanque o depósito común donde se vierte el volumen total de agua adquirido. Este punto centralizado facilita el control inicial del recurso y permite su posterior distribución interna mediante sistemas de bombeo y redes de cañerías.

Almacenamiento y Manejo del Agua

Una vez adquirido el volumen acordado, el siguiente paso es garantizar que el agua se conserve en condiciones óptimas hasta su consumo. El almacenamiento adecuado y el manejo cuidadoso del recurso son esenciales para asegurar su calidad, prevenir pérdidas y mantener la estabilidad del suministro durante todo el periodo entre entregas. A continuación se presentan los elementos de almacenamiento más comunes y su gestión:

  • Estanques de almacenamiento: Se utilizan contenedores de materiales resistentes como acero, concreto o plástico reforzado, diseñados para contener la totalidad del volumen asignado. Estos estanques deben ser suficientes para cubrir las necesidades del periodo, incluyendo eventuales incrementos de demanda. Además, es necesario realizar mantenimientos periódicos y limpiezas para prevenir la acumulación de sedimentos o la proliferación de bacterias.

  • Sistemas de tratamiento: Si el agua entregada no cumple con los estándares de potabilidad exigidos, la comunidad puede requerir la instalación de filtros, cloradores u otros mecanismos de saneamiento. Esto garantiza que el recurso sea seguro para el consumo humano y minimiza los riesgos sanitarios, previniendo conflictos internos y sanciones legales.

  • Sistemas de bombeo y control: Para llevar el agua desde el punto de almacenamiento central a diferentes áreas del condominio, se emplean bombas que garanticen la presión adecuada y la distribución uniforme. El control cuidadoso de estos sistemas, junto con el monitoreo del caudal, permite optimizar el consumo energético, detectar fugas tempranamente y adaptar el suministro a las necesidades reales.

Distribución Interna

La última fase del proceso es la distribución del agua a las unidades que conforman el condominio o la comunidad. Este paso es crítico, pues aquí se define cómo cada residente o parcela recibe su parte del recurso, ya sea mediante medición individual o repartos equitativos. La falta de transparencia o la percepción de injusticias en esta etapa pueden desencadenar conflictos internos, por lo que se deben implementar herramientas y prácticas que promuevan la claridad y la equidad. Estas con las laves de la distribución interna:

  • Medición individual del consumo: La instalación de medidores en cada vivienda, parcela o local comercial permite registrar el consumo exacto de cada usuario. Esto facilita la asignación de costos de forma proporcional, evitando sospechas y disputas sobre supuestos usos excesivos. Asimismo, la medición individualizada es un paso esencial para incentivar el consumo responsable.

  • Asignación equitativa y monitoreo continuo: En comunidades más pequeñas o en entornos agrícolas, donde no siempre se cuenta con medidores, la distribución puede ser igualitaria. Sin embargo, esta práctica requiere mayor transparencia, comunicación y reportes periódicos que respalden las decisiones tomadas. El monitoreo constante del volumen disponible, la detección de fugas y la pronta corrección de problemas garantizan que todos los usuarios perciban un trato justo, reforzando la cohesión y la confianza comunitaria.

Comprender a cabalidad el modelo de compra de cantidad fija de agua, junto con sus métodos de adquisición, el almacenamiento apropiado y las estrategias de distribución interna, constituye el punto de partida para abordar los desafíos actuales en la gestión del recurso hídrico. Esta visión global sienta las bases para analizar, en secciones posteriores, las dificultades administrativas, la importancia del cumplimiento normativo, la complejidad de la facturación y la necesidad de aliados tecnológicos que faciliten la labor diaria de los administradores. De este modo, contar con una mirada integral permite no solo identificar problemas y limitaciones, sino también encaminarse hacia soluciones más eficientes, transparentes y sostenibles en el manejo del agua.

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Los grandes retos de administrar el agua: facturación, transparencia y normativas

La administración del agua en comunidades que operan bajo un modelo de compra fija presenta desafíos significativos que van más allá de la adquisición del recurso. Aunque este esquema puede ser práctico en términos logísticos y financieros, los administradores enfrentan retos cada vez más complejos relacionados con la facturación, la transparencia en el consumo, el monitoreo de las redes y el cumplimiento normativo. La creciente escasez de agua y el endurecimiento de las regulaciones exigen que las comunidades adopten prácticas de gestión más sofisticadas, que no solo minimicen los errores, sino que también fortalezcan la confianza y el equilibrio entre los usuarios. Sin embargo, muchos de estos retos no se abordan adecuadamente debido a la falta de infraestructura tecnológica y herramientas integradas que permitan optimizar los procesos y garantizar la eficiencia operativa.

Uno de los principales problemas radica en la complejidad de la facturación mensual y la emisión de boletas conformes a las regulaciones locales. Este proceso es particularmente desafiante en comunidades que distribuyen agua sin medición individualizada, donde la asignación de costos puede basarse en estimaciones o criterios generales. Para los administradores, cumplir con las normativas legales implica emitir boletas claras, transparentes y con desgloses precisos, algo que no siempre es sencillo sin sistemas automatizados. Además, deben garantizar que la información contenida en estas boletas sea coherente con las disposiciones legales, como las exigidas por la Ley 20.998 en Chile, que regula aspectos específicos sobre el suministro y la gestión del agua en comunidades rurales y condominios. A esto se suma la necesidad de gestionar reclamos por parte de los usuarios, quienes frecuentemente cuestionan los cálculos de consumo y los costos asignados, lo que puede derivar en tensiones internas y pérdida de confianza en la administración.

  • Errores comunes en la facturación: La falta de sistemas precisos puede generar diferencias entre los consumos reales y los reportados, impactando la confianza de los usuarios.

  • Procesos manuales: Las tareas administrativas sin herramientas modernas incrementan la probabilidad de omisiones o inconsistencias legales.

La transparencia en la asignación de costos y el consumo es otro desafío crítico. En comunidades donde no se dispone de medidores individuales, el reparto del agua puede percibirse como desigual, especialmente en casos donde algunas unidades parecen consumir más que otras sin un respaldo claro de datos. Los administradores tienen la responsabilidad de garantizar que todos los usuarios entiendan cómo se distribuye el recurso y cómo se calculan sus costos, un proceso que se complica en ausencia de reportes detallados y accesibles. Además, la falta de herramientas confiables para registrar el consumo puede generar sospechas entre los residentes, quienes podrían percibir injusticias en la gestión. En estos casos, la opacidad en los datos no solo incrementa los conflictos internos, sino que también pone en riesgo la sostenibilidad del modelo de compra fija, pues las comunidades dependen de la confianza mutua para operar eficientemente.

El monitoreo y control del almacenamiento y distribución del agua representan otro reto significativo para las comunidades. Sin herramientas adecuadas, los administradores se enfrentan a problemas recurrentes como fugas no detectadas, que pueden resultar en pérdidas económicas y reducción del volumen disponible para los usuarios. Además, la falta de datos en tiempo real dificulta la capacidad de prever y gestionar situaciones críticas, como el agotamiento de los estanques antes de la próxima entrega programada. Garantizar que el agua almacenada se mantenga en condiciones óptimas hasta su distribución requiere sistemas de monitoreo avanzados que permitan detectar irregularidades en el volumen, la calidad y la presión del agua en las redes internas. Sin estas herramientas, la administración queda expuesta a improvisaciones que afectan tanto la operatividad del sistema como la percepción de los usuarios sobre la calidad del servicio.

  • Fugas y desperdicio: La falta de monitoreo eficiente puede causar mermas significativas, reduciendo la cantidad disponible para los usuarios.

  • Desgaste de equipos: Sin control adecuado, bombas y sistemas de distribución sufren deterioro acelerado, generando costos adicionales.

El cumplimiento del marco legal y las normativas aplicables añade una capa de complejidad a la gestión del agua en comunidades y condominios. Las regulaciones, como la Ley de Servicios Sanitarios y las Normas de Potabilidad del Agua, establecen estándares estrictos que los administradores deben cumplir para garantizar la salubridad y transparencia en el manejo del recurso. Esto incluye asegurar que el agua distribuida cumpla con criterios de calidad, que los procesos de facturación sean auditables y que los registros de consumo y operación estén disponibles para inspecciones por parte de las autoridades. En muchas comunidades, la falta de personal capacitado o sistemas integrados dificulta el cumplimiento de estas exigencias, exponiendo a los administradores a sanciones legales y a la pérdida de legitimidad frente a los usuarios. Además, el marco normativo no solo regula los aspectos técnicos del suministro, sino que también exige una gestión administrativa impecable, lo que puede ser un desafío considerable sin herramientas modernas que simplifiquen estas tareas.

  • Exigencias clave del marco legal:

    • Garantizar la calidad del agua distribuida para cumplir con los estándares de potabilidad.

    • Documentar consumos y costos de forma clara para auditorías y fiscalizaciones.

En este contexto, los administradores enfrentan una doble presión: por un lado, deben optimizar los procesos operativos para garantizar un suministro constante, justo y transparente; por otro, deben adaptarse a un entorno normativo en constante evolución que exige cada vez más precisión y control en la gestión del agua. Estos desafíos ponen de manifiesto la necesidad de herramientas tecnológicas que permitan no solo cumplir con las exigencias legales, sino también mejorar la eficiencia, reducir costos y generar confianza entre los usuarios. La incorporación de soluciones innovadoras y el fortalecimiento de la infraestructura de gestión son pasos esenciales para transformar estos retos en oportunidades, asegurando una administración más profesional y sostenible en el tiempo.

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La tecnología como la clave para superar los desafíos

Los desafíos actuales en la administración del agua, desde la facturación hasta el monitoreo y la transparencia, requieren soluciones que vayan más allá de las prácticas tradicionales. Contar con un aliado tecnológico confiable, como Snap, se convierte en una herramienta imprescindible para los administradores, permitiéndoles transformar estos retos en oportunidades de mejora. A través de sistemas integrados y herramientas innovadoras, como las que ofrece Snap, es posible no solo optimizar la gestión operativa, sino también cumplir con las exigencias normativas y fortalecer la confianza de la comunidad. A continuación, se destacan las soluciones más relevantes que pueden marcar la diferencia en la administración del agua.

La automatización es una de las principales fortalezas que ofrece la tecnología en la gestión del agua. Los sistemas integrales diseñados para administrar comunidades permiten simplificar y agilizar tareas complejas, como la emisión de boletas y la generación de reportes. Este tipo de herramientas elimina los márgenes de error asociados a los procesos manuales, garantizando que cada cálculo sea preciso y conforme a la normativa vigente. Además, al estar alineados con las leyes locales, como las regulaciones de impuestos internos, estos sistemas aseguran que la comunidad cumpla con sus obligaciones legales sin inconvenientes.

Beneficios clave de la automatización:

  • Los administradores pueden generar boletas personalizadas de manera automática, ajustándose a los consumos reales o estimados de cada usuario.

  • Se reducen significativamente los tiempos operativos y los costos asociados a tareas administrativas repetitivas, como la elaboración manual de reportes.

  • Al minimizar errores, se evitan sanciones legales y conflictos internos relacionados con discrepancias en la facturación.

En un entorno donde las comunidades enfrentan cada vez mayores exigencias normativas, la automatización se convierte en una solución estratégica para garantizar la eficiencia administrativa y la sostenibilidad operativa.

Monitoreo inteligente del consumo

El monitoreo en tiempo real del consumo de agua y su almacenamiento es otra solución tecnológica que aborda múltiples desafíos simultáneamente. Herramientas avanzadas, como medidores inteligentes y sistemas de telemetría, permiten a los administradores supervisar el volumen almacenado, identificar fugas rápidamente y controlar la distribución del agua dentro de la comunidad. Estas tecnologías no solo mejoran la eficiencia operativa, sino que también contribuyen a reducir las pérdidas de agua, optimizando los recursos disponibles y garantizando que cada usuario reciba su cuota de manera equitativa.

Impactos directos del monitoreo inteligente:

  • La capacidad de detectar fugas o irregularidades en la distribución permite actuar de manera proactiva, evitando pérdidas significativas de agua.

  • Los datos en tiempo real ofrecen una visión completa del estado del sistema hídrico, permitiendo tomar decisiones informadas que beneficien a toda la comunidad.

  • Al optimizar la distribución, se asegura que el recurso llegue de manera uniforme a todas las unidades, reduciendo tensiones entre los usuarios.

El monitoreo inteligente, respaldado por tecnologías confiables, no solo mejora la administración del recurso, sino que también refuerza la percepción de profesionalismo y compromiso por parte de los administradores.

Transparencia como base de confianza

La confianza entre los administradores y la comunidad es un pilar fundamental para la gestión del agua. La tecnología puede jugar un rol crucial en este aspecto, ofreciendo herramientas que generen reportes claros, accesibles y fáciles de entender para todos los usuarios. Estos reportes, que pueden incluir datos sobre consumos individuales, costos desglosados y estado del sistema hídrico, ayudan a mantener una comunicación efectiva y reducen las incertidumbres que a menudo generan conflictos internos.

Aspectos destacados de la transparencia tecnológica:

  • La comunidad puede acceder a información en tiempo real sobre el estado del sistema, desde niveles de almacenamiento hasta consumos individuales.

  • Los reportes automatizados eliminan cualquier percepción de arbitrariedad, mostrando datos respaldados por la tecnología.

  • Una mayor transparencia fomenta un ambiente de cooperación y confianza, clave para resolver problemas de manera colaborativa.

Cuando la transparencia se convierte en un estándar, los administradores no solo fortalecen su relación con la comunidad, sino que también previenen conflictos y consolidan la sostenibilidad del sistema hídrico.

Cumplimiento del marco legal

El cumplimiento de las regulaciones legales es un desafío constante para las comunidades que gestionan su propio suministro de agua. La incorporación de soluciones tecnológicas específicas permite a los administradores garantizar que todos los procesos estén alineados con las normativas vigentes, desde la calidad del agua distribuida hasta los procedimientos de facturación y auditoría. Estas herramientas también ofrecen registros digitales de todos los movimientos y consumos, lo que facilita responder a fiscalizaciones y auditorías de manera rápida y efectiva.

Cómo la tecnología respalda el cumplimiento legal:

  • Sistemas diseñados para emitir boletas conformes a las exigencias de impuestos internos y normativas locales.

  • Documentación automatizada que permite mantener registros detallados y actualizados, necesarios para auditorías regulatorias.

  • Soluciones que aseguran la calidad del agua, aplicando monitoreos y ajustes en tiempo real para cumplir con los estándares de potabilidad.

Al integrar la tecnología en los procesos administrativos y operativos, los administradores pueden abordar con confianza los requerimientos legales, protegiendo tanto a la comunidad como a sus responsables legales frente a posibles sanciones o conflictos.

La incorporación de soluciones tecnológicas avanzadas en la administración del agua, como las que ofrece Snap, permite transformar los desafíos en oportunidades. Automatizar procesos, implementar herramientas de monitoreo inteligente y garantizar la transparencia no solo optimiza la eficiencia operativa, sino que también fortalece la confianza comunitaria y asegura el cumplimiento normativo. Contar con un aliado tecnológico confiable como Snap es el primer paso hacia una gestión hídrica más profesional, sostenible y preparada para enfrentar los retos del futuro.

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Hacia una gestión eficiente y transparente

La gestión del agua en comunidades y condominios plantea desafíos constantes que requieren soluciones innovadoras y sostenibles. En un contexto donde el agua es un recurso limitado y cada vez más valorado, los administradores enfrentan la responsabilidad de garantizar su disponibilidad, equidad y calidad, cumpliendo al mismo tiempo con normativas legales estrictas y manteniendo la confianza de los usuarios. La tecnología moderna se ha convertido en el pilar que permite superar estos retos y avanzar hacia un modelo de administración más profesional y eficiente.

Los sistemas integrados, que combinan herramientas de monitoreo, automatización de procesos y generación de reportes claros, no solo simplifican la operación diaria, sino que también optimizan los recursos, reducen los costos y minimizan los errores humanos. Contar con soluciones tecnológicas adecuadas permite abordar problemas recurrentes, como las fugas no detectadas, los conflictos por la distribución desigual del recurso y la falta de transparencia en la facturación. Estas herramientas, respaldadas por datos precisos y en tiempo real, son clave para fortalecer la confianza comunitaria y garantizar la sostenibilidad operativa en el largo plazo.

Además, la transparencia juega un papel central en la construcción de un ambiente de cooperación dentro de las comunidades. Cuando los usuarios tienen acceso a información clara sobre consumos, costos y distribución del agua, se reduce significativamente el margen de conflicto y se fomenta una relación de confianza entre administradores y residentes. Esto es particularmente relevante en escenarios donde no se cuenta con medición individualizada y la distribución se realiza de manera equitativa, pues los reportes detallados eliminan las percepciones de arbitrariedad y refuerzan la legitimidad de las decisiones administrativas.

Por otro lado, la automatización de procesos administrativos, como la emisión de boletas y la generación de reportes para cumplir con normativas legales, ha demostrado ser una de las soluciones más efectivas para reducir la carga operativa de los administradores. Estas herramientas no solo garantizan precisión en el cálculo de consumos y costos, sino que también aseguran que las comunidades cumplan con las regulaciones de manera impecable, evitando sanciones legales y protegiendo a sus responsables de posibles problemas fiscales.

La implementación de estas tecnologías no es un lujo, sino una necesidad estratégica para garantizar una gestión hídrica sostenible y adaptada a las demandas actuales. Empresas como Snap juegan un rol fundamental al ofrecer soluciones integradas que transforman la forma en que las comunidades gestionan el agua, aportando herramientas accesibles, confiables y diseñadas para cumplir con los más altos estándares operativos y legales.

Proyección hacia el futuro: Innovación, sostenibilidad y adaptación

El futuro de la gestión del agua estará marcado por avances tecnológicos, regulaciones más estrictas y una creciente conciencia social sobre la importancia de este recurso. Las comunidades que no se adapten a estos cambios corren el riesgo de enfrentar sanciones legales, costos operativos elevados y conflictos internos. Sin embargo, aquellas que integren tecnologías innovadoras estarán mejor preparadas para afrontar estos retos y aprovechar las oportunidades que ofrece un entorno en constante evolución.

1. La tecnología como motor de cambio: El monitoreo en tiempo real, la telemetría avanzada y los sistemas de análisis predictivo serán herramientas cada vez más comunes en la administración del agua. Estas tecnologías permitirán no solo detectar problemas de manera anticipada, sino también optimizar los recursos disponibles para garantizar un suministro más eficiente y equitativo. Por ejemplo, los sistemas de análisis predictivo podrían identificar patrones de consumo que ayuden a ajustar las entregas de agua según las necesidades estacionales, minimizando desperdicios y asegurando un suministro constante.

2. Normativas más estrictas y comunidades más conscientes: A medida que la sostenibilidad se convierta en un eje central de las políticas públicas, las normativas relacionadas con la gestión del agua serán cada vez más exigentes. Las comunidades deberán adaptarse a estas regulaciones mediante la implementación de herramientas que aseguren el cumplimiento legal y faciliten la documentación requerida para auditorías y fiscalizaciones. Además, los usuarios demandarán mayor transparencia y participación en las decisiones relacionadas con la gestión del recurso, lo que obligará a las administraciones a adoptar modelos más colaborativos y comunicativos.

3. La automatización como estándar: La automatización de procesos no solo continuará siendo una tendencia, sino que se convertirá en un estándar para las comunidades que buscan optimizar su gestión. Desde la generación de boletas hasta la distribución equitativa del agua, los sistemas automatizados permitirán a los administradores dedicar más tiempo a la planificación estratégica y menos a la resolución de problemas operativos. Esta transición hacia una administración más automatizada no solo reducirá costos, sino que también mejorará la experiencia de los usuarios al ofrecerles soluciones rápidas, precisas y personalizadas.

4. El enfoque en la sostenibilidad: El éxito futuro de la gestión hídrica no dependerá únicamente de la eficiencia operativa, sino también de su impacto social y ambiental. Las comunidades deberán adoptar prácticas que prioricen la sostenibilidad, como la reducción de pérdidas, la reutilización de recursos y la promoción del consumo responsable. Este enfoque no solo garantizará la disponibilidad del agua a largo plazo, sino que también fortalecerá la percepción de las comunidades como ejemplos de innovación y responsabilidad social.

La incorporación de tecnologías modernas en la administración del agua no solo resuelve problemas inmediatos, sino que también establece las bases para una gestión más profesional, sostenible y adaptada a las demandas del futuro. Aliarse con proveedores tecnológicos confiables, como Snap, es un paso esencial para transformar los desafíos actuales en oportunidades de crecimiento y mejora. Con estas herramientas, las comunidades pueden avanzar hacia un modelo de administración que priorice la transparencia, la eficiencia y la sostenibilidad. La capacidad de anticiparse a los cambios regulatorios, responder a las demandas de los usuarios y optimizar el uso de los recursos asegura no solo la estabilidad operativa, sino también un entorno más equitativo y confiable para todos los involucrados. En última instancia, la adopción de estas tecnologías representa una inversión en el bienestar y la calidad de vida de las comunidades, garantizando que el agua, un recurso tan vital, sea administrado con la excelencia que merece.


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David Barra Guzmán

Profesional del mundo de la tecnología, especializado en sistemas de gestión y la digitalización del mundo rural. Hoy dirijo el "Sistema Nacional de Agua Potable Rural" y formo parte de "CiudadGIS", ambos proyectos impulsando soluciones de alto nivel en un lenguaje comprensible para municipios alejados de las grandes urbes y pensando primero en las necesidades de los usuarios de entornos rurales y las APR del país.

El gran desafío hoy es aportar con soluciones reales y no sobredimensionadas al Agua Potable Rural de Chile, permitiendo a sus administradores un trabajo más simple, la identificación de sus puntos críticos, el cumplimiento de las nuevas normativas de la DGA y una respuesta más rápida a los usuarios.

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